Ansiedad generalizada. Preocupaciones y más preocupaciones.

04.01.2018

La ansiedad es un mecanismo que implica supervivencia, nos prepara para la acción, para el afrontamiento de ciertas circunstancias y nos permite un estado de activación (alerta) importante para llevar a cabo conductas o situaciones de manera adecuada, esto constituye la base de la "ansiedad adaptativa".

Sin embargo la "ansiedad patológica" implica unos síntomas que nos limitan y nos influyen negativamente en el día a día. Dentro de los trastornos del estado de ánimo y más concretamente del espectro ansioso podemos delimitar tales como fobias, ansiedad por separación, estrés post-traumático, agorafobia, trastornos de angustia, etc., pero hoy voy a centrarme en el denominado trastorno de ansiedad generalizada, el cual suele ir acompañado de otros trastornos del ánimo como la depresión.

La ansiedad presenta síntomas a tres niveles:

Nivel fisiológico: sudores, palpitaciones, mareos, sensación de ahogo, jaquecas, insomnio, etc.

Nivel cognitivo: pensamientos recurrentes sobre una preocupación concreta, que perjudican en la atención y concentración en otras actividades de la vida diaria.

Nivel conductual: patrones de inactividad, bloqueo o evitación, incapacidad para llevar a cabo una adecuada solución o prevención de problemas.

Y todo esto, genera un estado de malestar e influye en el rendimiento laboral, social o de otras áreas importantes para la persona que padece ansiedad generalizada, la cual se define como lapresencia de ansiedad y preocupaciones excesivas e incontrolables sobre una gama amplia de acontecimiento o actividades de la vida cotidiana durante al menos seis meses.

Hemos de tener en cuenta que podemos trabajar para completar un tratamiento eficaz con respecto a los síntomas anteriormente mencionados pero que para ello, la mayoría de las veces es preciso ponerse en manos de los profesionales de la psicología. Por el momento, voy a dar algunas claves para el tratamiento de esta dificultad:

  • Obsérvate: registra tus niveles de ansiedad y que pensamientos o circunstancias motivan los síntomas ansiosos. Para mejorar, es preciso identificar que me prodúcela ansiedad, sino ¿qué es lo que vamos a trabajar?
  • Una vez identificados, acontecimientos y pensamientos, clasifícalos: es decir, hemos de determinar que preocupaciones podemos controlar y cuáles no, por ejemplo, tengo miedo de que mi hijo tenga un accidente de coche, eso no lo podemos controlar, lo que si podemos es generar un pensamiento alternativo más adaptativo, mi hijo es responsable y cauto, lo más probable es que no pase nada, y a nivel conductual, podemos expresar sentimientos positivos a nuestro hijo en vez de sentimientos de angustia.
  • Distrae tu atención de las preocupaciones: puedes utilizar sopas de letras, mandalas, sudokus, prestar atención a los sonidos o los colores de tu alrededor. Sobre todo lleva a cabo acciones que exijan una atención y concentración elevadas.
  • Por el contrario, preocúpate, pero con conciencia de que lo estás haciendo: normalmente esto nos lleva a darnos cuenta "de la pérdida de tiempo", puesto que normalmente no nos lleva a nada productivo. Haz la prueba, si estás haciendo algo y tu cabeza se traslada a una preocupación, no luches contra ella, deja lo que haces y sigue dándole vueltas, si lo hacemos queriendo normalmente tomamos conciencia mejor de lo improductivo del pensamiento y podremos modificarlo o ignorarlo, o incluso aceptarlo para poder seguir haciendo nuestra vida.
  • Practica ejercicio: yoga o pilates, pueden ser un complemento perfecto a la terapia, pero realmente cualquier ejercicio moderado, puede ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo, a quitarnos de nuestras preocupaciones y a pasar un buen rato.

En definitiva, estos son consideraciones generales, teniendo en cuenta la importancia de acudir a un profesional en estos casos.

Escrito por: María Álvarez, AN08209 .