Aprender a decir que NO, sin sentirse culpable

11.05.2016

¿Cuántas veces nos ha pasado que hemos dicho que sí, cuando realmente no queríamos?, probablemente muchas. Es cierto, que en la vida habrá muchas cosas que no queramos hacer, pero creemos que tenemos que hacerlas, ya sea por la familia, en el trabajo, con la pareja, con los hijos con las amistades, con nosotros mismos, donde entran en juego valores como la responsabilidad, el compromiso o el amor.

La realidad es que hay ciertas cosas que nos traen un beneficio a largo plazo o un beneficio espiritual, los cuales no podemos negar. Hacemos cosas que no nos apetecen porque sabemos que a la larga las consecuencias y los frutos de estas van a ser positivos, es una actitud inteligente.

Pero muchas veces, esto no se cumple y hemos de aprender a diferenciar estas situaciones, hemos de aprender a poner límites, porque corremos el riesgo de faltarnos el respeto a nosotros mismos, no son pocas las personas que viven su vida dedicada a los demás, sin tenerse en cuenta a sí mismos. Nos han educado en el sacrificio como acto de amor, en obedecer sin cuestionar como un acto de diligencia, en que hacer las cosas por los demás no hará sentirnos bien y lo justificará todo; el problema de esto es que muchas veces se vuelve en nuestra contra y las consecuencias pueden ser tales como la depresión, la ansiedad, sentimientos de inferioridad y de culpa, y falta de autocuidado.

Cuidarse a sí mismo es el mayor acto de amor hacia los demás, esto no significa ser egoísta, porque ser egoísta es pensar sólo en sí mismo, es aprovecharse de los que están a mi alrededor, es obtener beneficios a corto plazo y con el menor esfuerzo posible, sin embargo una persona que se quiere a sí mismo, sabe que muchas cosas requieren esfuerzo y constancia, aprecia el tiempo libre y lo disfruta de manera plena, pide ayuda cuando no sabe o cuando siente la necesidad de que le apoyen, ayuda a los demás sin tener que obtener nada a cambio, lo hace porque quiere, porque ama, pero también es capaz de decir no cuando no puede o cuando no quiere, porque decir que no es un acto de valentíacuando de manera consciente o inconsciente puedan abusar de nosotros, cuando los que piden o exigen se relajan y no hacen las cosas por sí mismos aunque sí que puedan, cuando haya personas que se crean en el derecho de que los demás siempre van a estar ahí, pero estas personas no son ahora mismo el objeto del artículo.

¿Para qué dices sí a todo? ¿Cómo te sientes cuando no puedes estar para todos? ¿Cómo te sientes cuando eres tú el/la que necesita de los demás? ¿Te dedicas tiempo a ti? Estas son preguntas reflexivas, para tomar conciencia de si verdaderamente actuamos como queremos ser, para saber si nos estamos olvidando de la persona más importante que somos nosotros mismos.

La vida en sí misma, conlleva numerosas responsabilidades, y es imposible llegar a todas y a todos, por eso hay veces que tenemos que decir que no o delegar responsabilidades, hacer esto al principio puede traernos conflictos, personales y relacionales, nos podemos sentir mal por no acompañar a tal persona a algo, pueden que se enfaden con nosotros porque ya no somos los/as que siempre estamos para todo o los/as que solucionaban todos los problemas, es verdad, pero a la larga ganaremos en calidad de vida.

A la larga, nos sentiremos más tranquilos/as, más en paz con nuestro ser, más comprometidos/as con nosotros, más valientes, más luchadores/as y más empoderados/as; porque nos hemos respetado, porque sabemos lo que queremos, y sabemos dónde poner nuestro límite para no responsabilizarnos de excesiva manera y vernos dañados a nivel mental y físico.

Para esto es preciso ser asertivos, responsabilizarse de nuestros sentimientos y emociones, y no culpar a los demás, los dueños de nuestros actos somos nosotros mismos, siendo sensibles a la vez a las demandas de los demás, porque nada ni nadie es mejor o peor que nosotros somos diferentes y por tanto, todos debemos respetarnos, pero de lo que podemos hacernos cargo es cada cual de nuestra persona, y en esto consiste la asertividad, tomar conciencia y hacernos responsables de nosotros mismo, sin faltar al respeto a los demás.

Claves para decir que no:

1. Tomar conciencia de nuestros sentimientos y hacernos responsables de ellos.

2. Escuchar y no juzgar al de enfrente.

3. Utilizar frases YO: "Yo me siento mal", "yo me siento cansado/a", "yo me siento estresado/a".

4. Mostrar que respetamos al otro con frases como: "Entiendo que quieras que haga...", "entiendo que te pueda sentar mal...", "en tu situación, es normal que...", etc.

5. ¡Pero! En este momento voy a hacerme cargo de mí mismo (decisión libre y consciente) y voy a decir que no.

6. En último lugar, no te olvides, de ofrecer alternativas, es un punto importante, puesto que mostramos interés y compromiso hacia la otra persona: "pero que te parece si...", "en otro momento podemos...", etc.

Quiérete porque te lo mereces, responsabilízate de tu ser, y aprende a compaginar las responsabilidades con el autocuidado para así poder tener una vida más plena y satisfactoria.

Escrito por: María Álvarez, AN08209