Dale un giro a tu vida: de la apatía a la ilusión

15.12.2016

Apatía, desgana, aburrimiento, rutina, agotamiento... ¿Te suenan estas palabras?

Quizá estés pasando por una de las tantas crisis de la vida, quizá tengas síntomas depresivos o estés pasando por un proceso distímico, la verdad es que no lo sé.

Sólo sé que muchas personas pasamos por momentos así, y aunque la gran mayoría logran retomar el camino y seguir caminando, otras muchas necesitan apoyo y ayuda, para volver a poner en orden sus prioridades o darle una vuelta a sus vidas, relaciones, rutinas, parejas, etc.

Pero, ¿qué podemos hacer cuando nos encontramos en uno de estos momentos críticos de la vida?

1. Valoración del día a día: muchas veces las responsabilidades y obligaciones del día a día nos absorben, los "debes" que esta vida nos imponen pueden hacer mucho daño en nuestro estilo de vida ("debes ser un pedazo de madre/padre", "debes cuidar y visitar lo máximo a tus padres, ya están mayores", "no te olvides que debes limpiar toda la casa", "debes ser un trabajador de éxito", "debes alimentarte correctamente y no se te olvide la hora de gimnasio, para verte físicamente bien", "debes acostarte temprano, y estar descansado/a", etc.) ¿Dónde está el placer en la cotidianidad de tu vida?

2. Pequeños placeres: permítete pequeñas dosis de placer, de tranquilidad, de curiosidad, navega por internet, lee un buen libro, haz un postre, o cómpralo, disfruta de estar en familia, dedica tiempo a la pareja, hazte un masaje, reúne a tus amigas/os, tomate un café o una tapa, ve al teatro, a un spa, al cine, acuéstate tarde. No se trata de descuidar tus responsabilidades, se trata de cuidarte a ti.

3. Cambia el foco a lo positivo: muchas personas entran en estados de negatividad circulares, para romperlos simplemente hay que cambiar el objetivo, en vez de buscar el fallo de tus hijos/as o de tu pareja, de tu compañero/a de trabajo, intenta pillar lo positivo, no tienen que ser grandes cosas, desde una sonrisa, un piropo, una mirada, un chiste, un bonito atardecer, etc., esas son las cosas que alimentan nuestro día a día, y no te olvides de decirlas, a veces no reforzamos lo bueno, porque parece que tiene que ser, y no es así, si fijo mi atención en las cosas que me resulta positivas y agradables, tengo más probabilidades de que se vuelvan a repetir y de que las tengamos más en cuenta.

4. Nuevos y pequeños objetivos: hacer el curso en el que siempre quisimos formarnos, ir al gimnasio (sin obsesionarnos), apuntarnos a yoga, repartir mejor y delegar ciertas responsabilidades que nos están colapsando, poner límites a las exigencias de los de nuestro alrededor. Créeme, debemos empezar a respetarnos nosotros mismos.

5. Activación conductual: a veces pensamos demasiado hacer cosas que sabemos nos sentarán bien, por ejemplo, apuntarnos a un grupo de teatro, comenzar un estilo de vida más saludable, levantarse algo más temprano, posponer actividades agradables, etc., y lo que hacemos para permitirnos no hacer es darnos justificaciones a nosotros mismos ("no voy a poder", "estoy cansada/o", "debería estar ocupándome de mi familia y mi casa", "después del trabajo, estoy demasiado cansada/o", "no puedo comprometerme (con algo que me gustaría)", etc.). Considero que sería preciso proponernos uno o dos pequeños cambios en la rutina, y cuando vayamos a hacerlos no pensarlos, no justificar el no hacer, no excusar el faltar, o el dejarse llevar por las circunstancias para evitar algún compromiso, simplemente hazlo, seguro te sentirás bien.

Estos son unos consejos, una pequeña guía del cambio, pero ya sabemos que escribirlo es fácil, porque el movimiento, el crecimiento y el desarrollo de ti mismo, te corresponden a ti. ¿Has trazado un plan para mejorar?

Escrito por: María Álvarez, AN08209