El riesgo de evitar la educación sexual
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"Los adolescentes son cada vez más precoces", "aumenta el número de adolescentes embarazadas", "aprenden de la pornografía", "si se les habla de sexualidad se les incita a practicarla", "es importante darles una "charlita", "aumenta el número de jóvenes con ETS", etc.
Desgraciadamente, estas justificaciones y muchas más, son la excusa perfecta para creer que evitando la educación sexual, se consigue que los adolescentes no tengan sexualidad; y probablemente de ahí viene un fallo en el enfoque, no es que no tengan sexualidad sino que la tengan con responsabilidad, libertad y placer.
Además, como en muchas áreas de la vida, si se observa una necesidad en una población, lo lógico sería tratar como solventarla, y no eludirla, como si así no existiera.
Es evidente que hace falta educación sexual, puesto que en la actualidad se observa un incremento de la violencia de género en adolescentes, mitos e ideas preconcebidas y erróneas con respecto a la sexualidad (no sólo en los jóvenes, sino también en los adultos), y muchos miedos y malestares en torno a la sexualidad.
Evitar la educación sexual, hace que se investigue en fuentes como la pornografía que no están destinada para ello, puesto que son películas, no son representativas de la realidad; pero esto, lo sabemos los adultos (que no todos), y no un/a adolescente en busca de respuestas u orientación sobre cómo enfocar su desarrollo sexual.
La sexualidad positiva fomenta valores importantes en el desarrollo personal como la empatía, la comunicación, los límites personales, el respeto, el género o la diversidad; al contrario de lo que muchos creen, no fomenta la promiscuidad, la temeridad, o la rebeldía. Puesto que hemos de asumir que el conocimiento y la información, son fuentes de desarrollo y crecimiento personal que nos ayudan a tomar decisiones de forma consciente y respetuosa con nosotros mismos y con los demás.
Lo anterior, el desconocimiento, sobre algo que aparentemente es prohibido o "ya te enterarás cuando seas mayor", genera pensamientos recurrentes y de interés en torno al tema, y es muchas veces lo que lleva a muchos jóvenes a experimentar sin tenerse en cuenta a ell@s mismos si realmente quieren o no.
En contra de lo que muchas personas creen con respecto a la educación sexual, la base de ella son valores positivos, y muchas de las personas que están en contra de esta, son un reflejo de inseguridades y dificultades con respecto al área sexual. Naturalizar y desdramatizar la sexualidad ayuda a que esta se practique de forma relajada, sin miedos, con juegos y placer, sin presión social, y con plena conciencia de lo que se hace.
Es una mirada al género (que es una construcción social), a entender nuestras diferencias y/o similitudes como mujeres y hombres, a respetarnos desde un plano de igualdad, pero de igualdad individual, porque ni dos hombres son iguales ni dos mujeres tampoco.
Es una mirada a las emociones, a saber cómo expresarlas para que no nos dañen o lo menos posible, a nosotros y a los demás.
Es una mirada a la sociedad, practicando la autocrítica sobre la influencia de ésta en nuestra persona y los que nos rodean.
Es una mirada a la diversidad, las personas que nos rodean son diversas, tienen gustos prácticas, objetivos y/o metas en la vida diferentes, y son todas válidas.*
*A veces la educación sexual, no trata las relaciones homosexuales, por ejemplo, no enseña cómo prepararse o qué puede ser útil para la penetración anal.
Para concluir, la educación sexual no sólo es prevención, sino también desarrollo personal.
Escrito por: María Álvarez, AN08209.