La sexualidad en la vejez

27.09.2017

Es obvio que a medida que vamos creciendo y envejeciendo nuestra forma de estar y percibir el mundo va cambiando, también nuestro organismo y por tanto, también nuestra respuesta sexual y vivencia de la sexualidad.

No es el objetivo de este escrito recordar o informar sobre los cambios de la respuesta sexual en la vejez (bajada de andrógenos, dificultades vasculares, déficit hormonal, aumento del periodo refractario, disminución de la lubricación, etc.), desde luego parece que si nos fijamos solo en los cambios fisiológicos asociados al envejecimiento la cosa no pinta muy bien para nuestra sexualidad.

La cosa es que tenemos que pararnos a pensar, en cómo nos adaptamos a los cambios, y como hacemos gestión de las emociones asociadas a estos cambios; al igual que las responsabilidades cambian a lo largo de la vida, también cambian las cosas que nos divierten, cambian las amistades, cambian nuestros gustos, se ponen en tela de juicio nuestros valores, etc., también tenemos que asumir un cambio en nuestro modelo de vivir, experimentar y practicar nuestra sexualidad.

Para ello, hemos de prepararnos con tiempo (o al menos eso considero ideal), es decir, para gestionar mejor los cambios en nuestra respuesta sexual convendría tener en cuenta lo siguiente:

  • Hablar de sexualidad de manera respetuosa, libre y curiosa, es decir, abrir y flexibilizar la visión que tenemos del sexo y las diversas maneras de entenderlo y practicarlo.
  • Activar nuestro cerebro y cuerpo completo como herramientas eróticas y fuentes de placer, que es lo que son. Muchas personas están centradas en los genitales, en el orgasmo, en la erección, en el coito; olvidando así, cultivar otras facetas, formas, herramientas, sentidos y maneras de experimentar placer. Los genitales y la penetración son maneras de experimentar placer y sexualidad, pero no son las únicas, además como somos diferentes no las mismas cosas o maneras generan la misma excitación ni el mismo placer a todos.
  • Practicar sexo sin penetración. Cuando el objetivo es el placer y la diversión, hay muchas maneras, no sólo con penetración. Muchas personas dirán que no han "terminado", esto es algo cultural y aprendido ¿quién dice que para terminar un encuentro tiene que haber penetración y orgasmo? Esto genera muchas frustraciones y culpas, por ejemplo cuando no hay una erección, cuando no se llega al orgasmo, pareciendo que la sexualidad es la consecución de un objetivo, y no un proceso placentero en sí mismo.
  • Masturbarse. De sobra son conocidos los efectos beneficiosos tanto a nivel físico como psíquico. Ya ampliaremos este tema.
  • Mantener una vida saludable y activa. A nivel de alimentación, ejercicio, amistades, familia, etc.
  • Ejercicio mental. Si estimulamos nuestra mente, ralentizaremos el deterioro asociado al envejecimiento y nos sentiremos más seguros y capaces.

En conclusión, la ciencia aporta datos en investigaciones sobre los beneficios de una buena sexualidad en nuestra vida y organismo, ¿acaso esto no influye en la etapa de la vejez? Por supuesto que sí, por tanto, es recomendable que al cuidar de nuestra salud y nuestro bienestar no olvidemos nuestra área sexual.

Escrito por: María Álvarez, AN08209.